Si hay algo que caracteriza nuestra sociedad contemporánea es la proclividad de sus miembros por delegar la propia responsabilidad en los demás y crear monstruos imaginarios para culparles por nuestras miserias. La propia idea de la existencia de Satanás, un malévolo ser que propicia desgracias o de un Dios vengativo y castigados no son más que débiles excusas que nos obsequiamos para resignar la capacidad y obligación que tenemos de sembrar nuestra propia suerte y cosechar nuestra propia abundancia.
Ahora, debido a la muerte de un estudiante británico que falleció durante una ceremonia de yagé , una parte de la sociedad ha encontrado un nuevo monstruo sobre el cual dirigir sus miedos. Desde este sitio, ya hemos compartido artículos en los cuales denunciamos la cobarde estigmatización de las plantas, todas ellas sagradas, a veces como un temor infundido por las cúpulas religiosas que temen que sus seguidores se liberen de su manipulación, o como una forma de ocultar la verdadera responsabilidad de gobiernos o corporaciones sobre sus crímenes. Tal es el caso del tabaco, que como mostramos en éste artículo, ha sido culpado por decenas de enfermedades, que probablemente son realmente causadas por los químicos con los que hemos venido envenenando nuestras aguas, alimentos y aire. Amén de la coca, que ha sido satanizada por ser vilmente abusada y mezclada con porquería para deleite de ricos y miserables.
No quiero caer en el extremo de las teorías conspirativas sino en la cruda evidencia ya que las mismas personas que denuncian la práctica del yagé como una irresponsabilidad o incluso un crimen, permanecen mudas ante las miles de muertes por hambre que la corrupción causa en el Chocó o los miles que mueren debido a las múltiples amenazas que trae consigo el consumo de bebidas alcohólicas, cosa a la que al parecer ya nos habituamos. Pero claro, el alcohol tiene publicidad en televisión y revistas así que desde luego quienes se enriquecen con ello, no pueden ser culpados por la irresponsabilidad de quienes consumen sus productos (...).
Pero quiero hacer el paralelo con una realidad aún mucho más cercana a la del yagé, que puede brindarnos una perspectiva mucho más objetiva: Cuántas personas fallecen diariamente por complicaciones relacionadas con un tratamiento médico o quirúrgico? Podemos culpar de mala práctica a todos los facultativos que pierden un paciente en sus manos?
Sé que la respuesta para muchos será: "Es que los médicos son científicos y están aprobados por la ley". Bueno, es un débil argumento. Por qué?
En primer lugar, si bien es cierto que la medicina ancestral no se basa en el método científico cartesiano, tiene sus propios métodos y principios y tiene un lugar en la historia, incluso más extenso que el de la ciencia médica occidental. Del curanderismo hacen parte prácticas milenarias de todo el mundo como la homeopatía, la acupuntura, la medicina ayurvédica, toda ellas con igual si no mayor éxito en la curación de todo tipo de dolencias que la medicina hipocrática. La medicina NO ES una ciencia exacta, se basa en gran medida en prueba y error, en el ensayo de nuevos tratamientos y nuevos medicamentos y en no pocos casos, se ha descubierto que los tratamientos aceptados como eficaces, resultan no siéndolo en absoluto o incluso nocivos para los pacientes.
Podemos enviar a la cárcel a un Taita reconocido ampliamente por su comunidad y por miles de pacientes que ha curado y ayudado a vivir mejor, por el fallecimiento de un paciente que pudo haber tenido preexistencias o complicaciones individuales no relacionadas con la infusión de yagé que recibió? En tal caso, no tendrían que correr la misma suerte los cirujanos plásticos cuyos pacientes han fallecido sin causa aparente luego de un pequeño procedimiento quirúrgico que para otros cientos es totalmente inofensivo?
Según el Dhama, la sabiduría ancestral tibetana, a los hombres se les juzga por la volición (voluntad) de su corazón y el cumplimiento de las normas de rectitud en su pensar, en su hacer y en su forma de ganarse la vida.
Finalmente, en cuanto a que el yagé es ilegal: La ley 691 de 2001 que reglamenta la participación de los grupos étnicos en el Sistema General de Seguridad Social, reconoce el carácter de instancia u organismo del Sistema de Salud a las autoridades tradicionales; aclara que tanto el plan obligatorio com el plan de atención básico deben adecuarse a la cosmovisión y valores de los pueblos indígenas. En este marco y del convenio OIT No. 169 de 1989 respaldado por la sentencia C-139 de 1996, donde el Estado Colombiano garantiz el ejercicio del derecho propio y autogobierno para los pueblos indígenas, la medicina ancestral ha sido y seguirá siendo totalmente legal en nuestro país, practicada por los sabedores reconocidos como tales por su comunidad y sus autoridades indígenas.
Concluyo diciendo con base en mi experiencia personal, que la medicina ancestral es maravillosa, poderosa y digna de respeto y cuidado, que requiere de la observación de unas indicaciones precisas y un entorno controlado, pero sobre todo de una decisión libre y personal para recibirla asumiendo con ella los riesgos que pueda implicar, que a mi manera de ver son menores que los de muchas de las prácticas médicas occidentales.
Y de manera personal también afirmo que si tengo la posibilidad de elegir cómo quisiera abandonar este mundo, sin duda alguna elegiría que fuera en medio de una toma de yagé, conectado con mi madrecita Tierra y mi padrecito en el Cielo, rodeado de los espíritus ancestrales que cuidan mi camino y llevado de la mano por el sagrado yagé a quien debo la sanación y felicidad mía y de mi familia.
Manuel Avila
PD: Comparto Comunicado a la opinión pública sobre el tratamiento mediático en torno a la coyuntura que atraviesa el Taita
Guillermo Mavisoy Mutumbajoy del pueblo Kamëntsa Biyá por parte de 30 de sus pacientes: Comunicado_caso-
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