Gnóstico: del Latín gnosticus y este del griego, conocer.
La gravedad de esta herejía que se presentaba con sus variadísimas manifestaciones y multitud de variantes nos hace comprender fácilmente la seriedad de la lucha que mantuvo la Iglesia contra las manifestaciones del espíritu gnóstico, que en el fondo era el espíritu pagano.
Corresponde al auge siempre creciente de los conglomerados sincretísticos de las religiones y cultos orientales con los principios y especulaciones neopitagóricos y neoplatónicos. El desarrollo del cristianismo el cual trajo consigo, por una parte, el buen efecto de la creación de escuelas teológicas, que tendían a armonizar, en cuanto era posible, las especulaciones filosóficas con los dogmas cristianos, más por otra parte, indujo a algunos a rebajar las doctrinas cristianas a los sistemas y principios paganos y hacer con ellos una amalgama difícil de entender en nuestros días. Por una parte estaban ellos imbuidos en los principios paganos, y, por otra, no habían penetrado suficientemente el alcance de los principios cristianos, se explica que, no obstante su talento, cayeran en las más inverosímiles aberraciones, verdaderos rompecabezas y concepciones extravagantes, sólo comprensibles en el ambiente en que se formaron. Puntos fundamentales: - El punto básico es la oposición fundamental y eterna entre el Dios trascendental e inaccesible, el abismo inescrutable, Ser supremo, y por otro lado la materia informe, la concebida como principio y origen del mal, es lo que se denomina dualismo. - El segundo punto fundamental es la doctrina sobre los seres intermediarios, una serie de criaturas producidas Generalmente por emanaciones del Ser supremo, los llamados eones, esto es, principios eternos, porque en realidad debían haber sido producidos desde la eternidad. Todos estos eones deben estar entrelazados de un modo especial, distinto en los diversos sistemas, y junto con el Ser supremo formaban el reino de la luz; estos eones o emanaciones iban generalmente por parejas, y eran menos perfectos a medida que se alejaban del Ser supremo, de todos modos aún el eón inferior poseía una partícula de divinidad, que imposibilitaba la creación de la materia, por otra parte, al efectuarse estas emanaciones, algunas partecitas de la divinidad cayeron en medio de la materia y allí se hallaban como desterradas entre un elemento contrario.
Todo esto iba encaminado a explicar el problema del mal, uno de los que más han preocupado siempre a los hombres.
La explicación de los gnósticos está basada en el dualismo persa y en la teoría de los eones, emparentada con las ideas platónicas.
Uno de los eones, participante de la divinidad, pretendió ascender en su posición y aún llegar al grado de Ser supremo, y así se rebela contra aquél; es arrojado entonces del reino de la luz; este eón se llama demiurgo, crea el mundo material y el hombre, entablándose con esto una lucha constante entre el hombre y Dios. Algunos gnósticos, pasando adelante, identificaron el demiurgo, contrincante de Dios, con el Dios del Antiguo Testamento. Las almas de los hombres, espirituales y puras, son partecitas de luz encerradas en la materia, de la que esperan ser rescatadas.
REFUTACION DE LA DOCTRINA GNOSTICA San Ireneo: «Algunos, rechazando la verdad, introducen falsos discursos» y por medio de argucias tratan de engañar a los cristianos sencillos; manipulan el sentido de la Palabra divina, mienten sobre el Creador, presumen de un «conocimiento» (gnosis) reservado a ellos, que los elevan por sobre el Creador, hasta un Padre supremo que sería por naturaleza desconocido para todos, y enteramente desconectado de este mundo.
Después de señalar cómo en el libro I ha puesto al desnudo los errores de los herejes, en el Prefacio del libro II San Ireneo anuncia que impugnará sus teorías fundamentales, es decir, las parejas de Eones que llenan el Pléroma; pero, sobre todo, su afán de postular a un Dios absolutamente desconocido, superior al Demiurgo Hacedor de este mundo. Usa tres métodos: el más importante, pues el fin del obispo de Lyon es ante todo precaver a los cristianos contra las falacias, consiste en hacer patente la oposición de las doctrinas gnósticas a la Escritura. Con el segundo desenmascara las múltiples contradicciones internas de su enseñanza. Y, por último, con un carácter irónico, el Santo caricaturiza muchas de las Doctrinas Gnosticas. Comentario:
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